Juan Albarrán_ Armando, ¿cómo surgió la exposición Idea: Pintura Fuerza, que has comisariado y que se ha inaugurado hace apenas un mes en el Palacio de Velázquez [6 de noviembre de 2013-8 de mayo de 2014]?
Armando Montesinos_ Manuel Borja-Villel me propuso preparar un proyecto sobre la pintura española de los setenta-ochenta, dejando a un lado tanto la pintura abstracta más politizada (Trama, etc.) como, son sus palabras, la pintura comercial de los ochenta. Me dijo: si estuviésemos hablando de literatura, no te pido una novela, ni una poética, ni un drama, te pido un ensayo. Un ensayo, entiendo, es una cala, un trabajo que plantea y analiza un campo de investigación, pero, modesto en tanto que permanece siempre abierto a ser ampliado, no pretende escribir la historia. A partir de ahí empiezo a pensar. Las dos primeras cosas que me vienen a la cabeza son la exposición de Ferran Garcia Sevilla en la galería Central, en el año 81, que coincidió con el 23-F, una exposición que en aquel momento fue lo nunca visto; y en la Habitación vacante de Juan Navarro Baldeweg de 1976, que fue la primera encarnación de la pieza en esta exposición, Interior V. Luz y Metales. Pienso en esa pieza porque entiendo que es la clave que permite contar una historia diferente a las que se han venido contando: no hay una vuelta a la pintura como vuelta a un orden, no lo entendí así tampoco en su momento. La tercera cosa en la que pienso es la exposición titulada PF (pintura francesa, pero también 79 al revés) de Manolo Quejido en Buades en 1979, especialmente el cuadro Maquinando. Esos son los tres puntos de partida. No quería incluir en la exposición artistas que tuviesen un discurso que llamaré más “narrativo” (Pérez Villalta, Franco, Alcolea, etc.).